
Léase Efesios 5.25-33
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.
-Juan 13.35 (RVR)
En un momento de tensión entre nosotros, los ojos de mi esposa se llenaron de miedo. Pensé que había estado controlando mi ira, pero no podía negar sus ojos llenos de temor. Estaba destruyendo a mi esposa y a mis hijos. Desesperado, clamé a Dios para que me librara de mi ira o para que tomara mi vida.
Dios me respondió a través de mi pastor. Después de orar por mí, dijo: «Debes dejar de enfocarte en superar la ira y aprender a amar». Pero no sabía cómo amar. Le pedí a Dios una vez más; esta vez, que me enseñara a amar.
Dios me dirigió a pasajes como 1ª a los Corintios 13, y continué orando para que tomara mi corazón de piedra y lo reemplazara con un corazón de carne, como lo prometió en el libro de Ezequiel (11.19 y 36.26). A través de ejemplos en la Biblia, Dios me mostró las raíces de mi ira. Pero, más importante, me mostró cómo lidiar con esas raíces al enseñarme cómo amar.
A medida que el amor creció, se reflejó en mis acciones. Al obedecer a Dios y amar a mi esposa, mi ira disminuyó. Quizás es por eso que los mandamientos se pueden resumir en una palabra: Amor. Cuando amamos, no hay lugar para el enojo.
Oración:
Señor, perdónanos cuando fallamos en amar a quienes pones en nuestras vidas. Ayúdanos a mostrar tu amor. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Lo más importante es el amor.
OREMOS:
Por personas a quienes he ofendido con mi enojo.
Sr. Robert C. Camenisch
(Kentucky, EUA)
Tomado de El Aposento alto 6/10/2006

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