La palabra «pornografía» viene de dos palabras griegas muy antiguas. La primera es porné, que originalmente significaba prostituta, y se traduce como «ramera» en el Nuevo Testamento. Aunque el término se refería más que todo a las mujeres prostitutas, también era aplicado a los varones. Y la segunda es graphé, que quiere decir imagen, pintura o escritura, y que abarca a toda clase de símbolos físicos externos que producen excitación sexual en aquellos que los utilizan.
La pornografía tiene dimensiones transculturales. Algunas personas que no cuentan con la posibilidad de acceder a la página impresa, los videos y/o los cines pornográficos, tienen sus propias formas potenciales de esclavitud a la pornografía. El joven que rompe con un tabú local y practica regularmente el voyeurismo en un entorno tribal está participando en un tipo de pornografía de su propia cultura tanto como aquél que tiene a su disposición literatura, películas y tiendas porno.
La inmoralidad, naturalmente, implica mucho más que la pornografía. No obstante, en la batalla por la mente, ella representa una de las principales puertas abiertas a la estimulación ilícita de la imaginación, lo que siempre llamamos la esfera de la fantasía.
Un consejo
Si tiene usted algo que ver con la pornografía, rompa su hábito ahora. Busque un compañero de oración con el cual pueda expresarse y que le ayude a obtener la sanidad (Santiago 5.16) orando por usted y animándole. Busque a alguien ante quien ser responsable de sus actos, que le vigile, y a quien pueda acudir cuando la tentación intente dominarle.
Si no lo deja ahora y busca ayuda, su esclavitud no hará más que aumentar. Si es usted un consumidor ocasional, rompa por completo en este momento con esa costumbre. Controle lo que ve en el cine, la televisión o los videos. Niéguese a comprar, ver o leer cualquier literatura sexualmente estimulante. La libertad que experimentará habrá valido la lucha inicial. «El Hijo del Hombre le libertará y será verdaderamente libre.
¡Qué importante es que hagamos nuestra la sabiduría de Efesios cuando dice: «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo!»

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Use su boca para bendecir, y sus dedos para edificar. Recuerda que Dios siempre esta mirando todo aquello que hacemos. sembremos bien para que ceguemos mejor.